‘Tú’ con tilde y ‘tu’ sin tilde
La tilde diacrítica permite diferenciar el tú pronombre
personal y el tu posesivo. El primero, con tilde, puede funcionar como sujeto
de una oración (1). Esa es su función más típica, pero no la única. En el
ejemplo (2) aparece aislado funcionando como vocativo y en el (3) va
introducido por la preposición según, que es una de las que admite (la otra es
entre).
(1) ¿Ves? Cuando tú quieres eres un hombre que da gusto
contigo [Luis Landero: Juegos de la edad tardía]
(2) ¡Eh, tú! —dijo Alicia [Rafael Sánchez Ferlosio: El
Jarama]
(3) ¿Tenían que pedirte permiso, según tú? [Rafael Sánchez
Ferlosio: El Jarama]
El segundo tu es un posesivo al que encontraremos
calificando a un sustantivo como sucede en (4). En (5) se ha añadido un
adjetivo entre el posesivo y el sustantivo:
(4) María, sal, que venimos a ver tu casa [Camilo José Cela:
Viaje a la Alcarria]
(5) ¿Cuánto hace de tu último permiso? [Jesús Fernández
Santos: Jaque a la dama]
Si no queremos entrar en mayores consideraciones
gramaticales, es fácil distinguirlos de oído, como suele ocurrir en los pares
de monosílabos que se diferencian mediante una tilde diacrítica. El que recibe
la tilde es tónico en la oración, frente al otro, que se pronuncia átono.
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